martes, 22 de enero de 2013

Alternativas de Ivan Ilich INDICE

Alternativas de Ivan Ilich
INDICE

156 / LA EXPROPIACIÓN DE LA SALUD

156 / IX. LA EXPROPIACIÓN DE LA SALUD
En la última década el establishment médico se ha convertido en la mayor amenaza para la salud : La depresión, infección, incapacidad y el mal funcionamiento que vino desde su intervención causa ahora más sufrimiento que el de todos los accidentes de trafico y de la industria. Solamente el perjuicio orgánico causado por la producción industrial de alimentos puede rivalizar con el deterioro de la salud causado por los doctores. Por añadidura, la práctica médica patrocina la enfermedad reforzando a una sociedad morbosa que no sólo protege sus anormalidades sino que engendra al cliente del terapeuta de un modo cibernético. Finalmente, las llamadas "profesiones para fomentar la salud" tienen un poder indirecto repugnante, una eficacia estructuralmente negativa para la salud. Ellas transforman al dolor, a la enfermedad y a la muerte, de un desafío personal, en un problema técnico y de ese modo enajenan la eficacia de la gente para habérselas con su condición humana con plena autonomía.

EL CONTRAGOLPE DEL PROGRESO
Este contragolpe final del progreso higiénico supera a toda la iatrogénesis técnica; sobrepasa la suma de los tratamientos erróneos o ilegales protegidos, las negligencias administrativas y la insensibilidad profesional contra las cuales el desagravio judicial llega a ser extremadamente difícil; está arraigado mas profundamente que la inadecuada distribución de los recursos para la cual todavía se procuran remedios políticos; es más global que todos los daños causados por los experimentos y errores de índole médica. El enajenamiento profesional del cuidado de la salud es el resultado de un esfuerzo desenfrenado para su manejo; de ello resulta la conservación heterónoma de la vida sobre elevados niveles de insalubridad y es experimentado como una nueva clase de horror a la cual yo le llamo Némesis médica.

Durante los últimos veinte años, el índice de precios en los Estados Unidos se ha elevado cerca de un 74%; pero el costo de la atención médica se ha trepado hasta un 330%. Mientras que el gasto público para el cuidado de la salud se ha decuplicado, los pagos con pérdida por servicios sanitarios se incrementaron al triple y el costo de los seguros privados se incrementó dieciocho veces. El costo de los hospitales públicos desde 1950 ha aumentado un 500%. Las cuentas por la atención de pacientes en los hospitales grandes se elevó todavía más pronto, triplicándose en ocho años. Los gastos de administración se multiplicaron por un factor de siete y los costos de laboratorio por un factor de cinco. Construir una cama de hospital cuesta ahora la suma de 65 000 dólares, de los cuales dos terceras partes son para la adquisición de equipos mecánicos cuya depreciación se fija para diez años o menos. No obstante, durante este mismo periodo de inflación sin precedente, la expectativa de vida para el hombre americano adulto, ha declinado.

El Decreto para la Salud en Inglaterra fija una contribución comparable al costo de la inflación, pero también evita algunas de las sorprendentemente malas asignaciones que dan pábulo a la crítica pública en los Estados Unidos. La expectativa de vida todavía no ha declinado en Inglaterra, pero las enfermedades crónicas en los hombres de mediana edad han mostrado un incremento tal y como sucedió en la década anterior en los Estados Unidos. En la Unión Soviética, el número de médicos y días-hospital per capita se ha triplicado en el mismo periodo. En China, después de una breve luna de miel con la moderna desprofesionalización, el establishment médico-tecnológico recientemente ha crecido aún más rápido. La proporción en que la gente se vuelve dependiente de los médicos parece no guardar relación con la forma de su gobierno. Estas tendencias no representan utilidades marginales declinantes. Ellas son un ejemplo de la economía política de la inclinación en la cual sur-gen impedimentos marginales con el incremento de la inversión. Pero, por sí misma, la inclinación no es todavía Némesis.

En los Estados Unidos, los agentes para el sistema nervioso central forman el sector de más rápido crecimiento en el mercado de los medicamentos, comprendiendo el 31 % de las ventas totales. En los últimos doce años, el aumento en el consumo de licores per capita fue de 23%, para los derivados ilegales del opio cerca del 50% y para las drogas tranquilizadoras recetadas por médicos, el 290%. Algunas personas han tratado de explicar que este ejemplo se debe a la manera peculiar en que los médicos en los Estados Unidos reciben entrenamiento durante toda la vida en el servicio: en 1970, las compañías que producen medicamentos en los Estados Unidos gastaron 4 500 dólares en propaganda por cada doctor y este gasto comprendió a cada uno de los 350 000 médicos que ejercen su profesión. Sorprendentemente, el uso de tranquilizantes per capita es correlativo al ingreso personal en todo el mundo, aunque en muchos países el costo de la "educación científica" del médico no está incluido en el precio del medicamento. Tan seria como podría ser la creciente inclinación hacia los doctores y los medicamentos, sólo es un síntoma de Némesis.

La medicina no puede hacer mucho por las enfermedades asociadas con la edad avanzada. No puede curar enfermedades cardiovasculares, la mayoría de los casos de cáncer, artritis, esclerosis múltiple, cirrosis avanzada o el resfriado común. Algo del dolor que los ancianos sufren algunas veces puede ser disminuido. La mayoría de los tratamientos aplicados a personas ancianas que demandan la intervención profesional no sólo aviva su dolor -si se tiene éxito-, sino que también lo prolonga. Por lo tanto, se sorprende uno al descubrir a qué grado se gastan recursos en el tratamiento de personas de avanzada edad. Mientras que el 10% de la población de los Estados Unidos tiene una edad superior a los 65 años, el 28% del gasto está dedicado al cuida-do de la salud de esa minoría. Las personas de edad avanzada están aumentando en forma tal que sobrepasan el incremento del resto de la población en proporción de un 3 %, mientras que el costo per capita de la atención de esos ancianos está elevándose en una proporción del 6%. La Gerontología se posesiona del producto nacional bruto. Esta mala asignación del poder del hombre, de los recursos y de la preocupación social, generará un dolor inenarrable conforme las demandas aumenten y los recursos se agoten. No obstante, ello también es sólo un síntoma y Némesis sobrepasa hasta el desperdicio ritual.

Desde que Nixon y Brejnev se pusieron de acuerdo sobre la recíproca colaboración científica en lo tocante a la conquista del espacio, el cáncer y las enfermedades cardiacas, las unidades para el cuidado de las coronarias se han convertido en símbolos del progreso pacífico y en un argumento para elevar los impuestos. Esas unidades requieren tres veces el equipo y cinco veces el personal que normalmente se necesita para la atención de los enfermos; el 12% de las enfermeras graduadas encuentran empleo en tales unidades. Ellas demuestran también el significado del desfalco conducido profesionalmente. Estudios efectuados en gran escala a través de los cuales se han comparado los resultados obtenidos en el tratamiento de pacientes en tales unidades, con el tratamiento doméstico aplicado a los enfermos con características similares, todavía no han demostrado ninguna ventaja. El valor terapéutico de las estaciones para el control de padecimientos cardiacos, probablemente es de la misma clase que el usado en los vuelos espaciales: vistos en TV, ambos suministran lluvia y baile para millones que aprenden a confiar en la ciencia y que dejan de preocuparse por ellos mismos. Sucedió que yo estuve tanto en Río de Janeiro como en Lima cuando el Dr. Christian Barnard se encontraba en esos lugares como turista. Tanto en Brasil como en Perú, el Dr. Barnard pudo llenar los mayores estadios de futbol en dos ocasiones en el mismo día con multitudes que histéricamente aclamaban su macabra habilidad para intercambiar corazones humanos. Poco tiempo después yo vi testimonios bien documentados que probaban que la policía brasileña ha sido la primera en utilizar equipos para prolongar la vida en las cámaras de tortura. Inevitablemente, cuando el cuidado o la recuperación de la salud se transfiere a organizaciones o máquinas, la terapéutica se vuelve un ritual en cuyo centro está la muerte: pero Némesis supera hasta el sacrificio humano.

160 / REMEDIOS PARA LAS EXPLOSIONES PREMATURAS

160 / REMEDIOS PARA LAS EXPLOSIONES PREMATURAS
La prevención de las enfermedades por medio de la intervención de terceras personas profesionales se ha vuelto una manía. La demanda por ella está creciendo. Las mujeres preñadas, los niños sanos, los trabajadores y las personas ancianas son sometidos a chequeos periódicos y a procedimientos para diagnósticos que cada vez se vuelven más complejos. Mientras esto se lleva a cabo, la gente ve fortalecida su convicción de que ellos son máquinas cuya duración depende de un proyecto social. Una revisión de dos docenas de estudios muestra que esos procedimientos para el diagnóstico no tienen impacto sobre la mortalidad y morbidez. De hecho, transforman a la gente sana en pacientes ansiosos, y los riesgos para la salud asociados con este aventurado diagnóstico automatizado pesan mas que cualesquier beneficios teóricos. Irónicamente, los serios desórdenes asintomáticos que sólo esta clase de ocultamiento puede descubrir son frecuentemente enfermedades incurables en las cuales el tratamiento prematuro agrava la condición física del paciente: pero Némesis supera hasta la tortura final.

Hasta cierto punto la medicina moderna estaba interesada en la ingeniería terapéutica el desarrollo de estrategias para la intervención quirúrgica, química o de comportamiento en las vidas de la gente que está enferma o que pudiera llegar a enfermarse. Como parece que estas intervenciones no resultan más efectivas sólo por-que se vuelven más costosas, un nuevo nivel de ingeniería para la salud está siendo introducido a empujones en el primer plano. Los sistemas para la sanidad ahora son predispuestos a favor de la medicina curativa y preventiva. Nuevos sistemas para la sanidad son propuestos a los cuales se les daría preferencia en apoyo de la administración sanitaria del medio ambiente. La obsesión en la inmunidad da lugar a una higiene de pesadilla. 

Así como el sistema para brindar salud falla continuamente al tratar de satisfacer lo que de él se requiere, las condiciones que ahora se clasifican como enfermedad bien podrían pronto ser clasificadas como una desviación criminal. La imposición de la intervención médica podría ser reemplazada por una reeducación obligatoria o por el juicio crítico de uno mismo. La convergencia de la ingeniería higiénica individual y del medio ambiente amenaza ahora a la estirpe humana con una nueva epidemia en la cual la explosión prematura de medidas contrarias es absorbida dentro de la plaga. Esta repugnante sinergia de las funciones técnicas y no técnicas de la medicina es lo que yo llamo atormentadora Némesis médica o higiénica.

161 / NÉMESIS INDUSTRIAL

161 / NÉMESIS INDUSTRIAL
El sufrimiento abundante siempre ha sido obra del hombre: en la historia está la constancia de la esclavitud y la explotación. En ella se habla de la guerra y del pillaje, del hambre y de la pestilencia que vienen en su despertar. La guerra entre los estados y clases ha sido hasta ahora el agente principal planeado de la miseria causada por el hombre. Así, el hombre es el único animal cuya evolución ha sido condicionada para su adaptación en dos frentes. Si él no sucumbió a los elementos, sí tuvo que hacer frente al uso y abuso de otros seres de su misma clase. El reemplazo del instinto por el carácter y la cultura para estar capacitado para esta lucha en dos frentes. Un tercer frente de posible predestinación ha sido reconocido desde Homero; pero los mortales comunes fueron considerados inmunes a su amenaza. Némesis, el nombre griego para el pavor que se asomaba desde esta tercera dirección, fue el destino de unos cuantos héroes que cayeron devorados por la envidia de los dioses. 

El hombre común creció y pereció en su lucha contra la naturaleza y sus vecinos. Sólo la élite desafiaría los umbrales establecidos por la naturaleza para el hombre. Prometeo no fue "Everyman" sino un desviado. Conducido por Pleonexia, o un anhelo radical, traspasó los linderos de la condición humana. Con arrogancia desenfrenada (hybris) o desmedida presunción, él trajo fuego del cielo, con lo cual trajo a Némesis sobre sí mismo. Fue encadenado en una roca del Cáucaso. Un buitre devoró sus entrañas y dioses curativos sin piedad lo mantuvieron vivo injertando su hígado todas las noches. El encuentro con Némesis hizo del héroe clásico un recordatorio inmortal de inescapable represalia cósmica. Volviose un tópico para la tragedia épica, pero no ciertamente un modelo para el anhelo de todos los días. Ahora Némesis se ha vuelto endémica; es el retroceso del progreso. Paradójicamente se ha extendido tan lejos y con tanta amplitud como las franquicias, la enseñanza, la aceleración mecánica y la atención médica. Cada hombre ha caído devorado por la envidia de los dioses. Si la especie debe sobrevivir sólo podrá lograrlo aprendiendo a superarse en este tercer grupo.

La mayor parte de la miseria provocada por el hombre es ahora un producto auxiliar de las empresas que originalmente fueron diseñadas para dar protección al hombre común en su lucha contra las inclemencias del medio ambiente y contra la desenfrenada injusticia infligida por la élite. La fuente principal de dolor, incapacidad y muerte es -ahora -aunque no intencional- el hostigamiento dirigido. Las dolencias, el desamparo y la injusticia que prevalecen son ahora las consecuencias de las estrategias del progreso. Némesis es ahora tan predominante que prontamente es confundida por parte de la condición humana. Común a toda ética anterior fue la idea de que la esfera de actividad de la acción humana estaba estrechamente circunscrita. Tecline fue un tributo medido a la necesidad y no el camino escogido por la humanidad para la acción. La desesperante incapacidad del hombre contemporáneo para percibir una alternativa a la agresión industrial sobre la condición humana, es una parte integral de la maldición por la cual sufre.

El intento para sojuzgar a Némesis al proceso político o biológico frustra cualquier diagnóstico de la actual crisis institucional. Cualquier estudio sobre la controversia de los llamados "límites al crecimiento" se vuelve fútil si reduce a Némesis a una amenaza que puede ser enfrentada en los dos frentes tradicionales. Némesis no pierde su pavor específico simplemente porque ha sido industrializada. La crisis contemporánea de la sociedad industrial no puede ser comprendida sin hacer distinción entre la agresión intencionalmente exploradora de una clase contra otra y la inevitable predestinación a la ruina en cualquier intento desproporcionado para transformar la condición humana: nuestro predicamento no puede ser comprendido sin hacer. distinción entre la violencia creada por el hombre y la envidia destructora del cosmos; entre la servidumbre del hombre al hombre y el avasallamiento del hombre a sus dioses que por su-puesto son sus instrumentos. Némesis no puede ser reducida a un problema que sea de la competencia de ingenieros o de dirigentes políticos.
La enseñanza, la transportación, el sistema legal, la agricultura moderna y la medicina, sirven igualmente bien para ilustrar cómo trabaja la frustración engendrada. Más allá de cierto punto, la degradación de aprender en el resultado de la enseñanza intencional inevitablemente confecciona una nueva clase de impotencia en la mayoría pobre con un nuevo tipo de estructura de clase que discrimina contra ellos. Todas las formas de enseñanza obligatoria planeadas tienen esos defectos secundarios implícitos, sin que importe cuánto dinero, cuánta buena voluntad, el crecimiento político o la retórica pedagógica son gastadas para llevarlas a la práctica; no importa que el mundo esté abarrotado de salones de clase o si él mismo se transforma en uno de ellos.

Más allá de cierto nivel de energía, usada para la aceleración de cualquier persona en el tráfico, la industria del transporte inmoviliza, esclaviza a la mayoría de pasajeros sin nombre y brinda sólo discutibles ventajas marginales a una élite olímpica. Ningún nuevo combustible, tecnología o control público puede preservar a la creciente movilización social de producir creciente apresuramiento, programación, parálisis e injusticia.

Más allá de cierto nivel de la inversión de capital en la agricultura y preparación de alimentos, la desnutrición debe llegar a ser penetrante; la ilusión verde despedaza el hígado de los consumidores mas efectiva-mente que los buitres de Zeus. Ningún manejo biológico puede evitar ese resultado.
Más allá de cierto punto, la producción y distribución de la atención médica producen más dolencias de las que pueden curar. El seguro social garantiza una penosa supervivencia más efectiva y democráticamente que los más despiadados dioses.

El progreso ha venido con violencia que ya no puede ser llamada un precio. El primer pago estaba en la etiqueta y puede ser manifestado en términos medibles.Los Pagos a plazos aumentan bajo la forma de sufrimiento que excede el sentido del "precio". Ellos han llevado a sociedades enteras dentro de una prisión de deudores en la cual una creciente tortura para la mayoría abruma y cancela cualquier posibilidad de recompensas que pudieran todavía beneficiar a unos, cuantos.

El labriego que cambia el tejer su ropa, construir su casa y hacer sus herramientas, por la compra de trajes hechos, viguetas de cemento y tractores, no podrá ya estar satisfecho a menos de que contribuya a la Némesis mundial. Su vecino, que continua tratando de sobrevivir en su vestido, refugio y producción tradicionales no puede vivir por más tiempo en un mundo en que la Némesis industrial ha llegado a predominar. Esta doble atadura es el evento que yo quiero explorar; la exasperante codicia y el cegador atrevimiento han dejado de ser heroicos; se han vuelto parte de la obligación social de cada uno de los hombres industrializados. Introduciéndose en el mercado de la economía contemporánea, generalmente tomando el camino que va a través de la enseñanza, el ciudadano se incorpora al coro que convoca a Némesis. Pero él se incorpora también a un montón de furias no atrailladas sobre. aquellos que permanecen fuera del sistema. Los llamados participantes marginales que no entran por completo en el mercado económico se ven privados de los medios tradicionales con los cuales podrían enfrentarse a la naturaleza y a sus vecinos.

En algún punto de la expansión de nuestras instituciones mayores, sus clientes principian a pagar cada vez un premio mayor por el constante consumo, a pesar de la evidencia de que ellos inevitablemente sufrirán más. En este punto del desarrollo, el comportamiento predominante de la sociedad corresponde al que está tradicionalmente reconocido en los adictos. La declinación se empalidece en comparación con el incremento marginal de los impedimentos. El Homo económicas se convierte en Homo refigiosus. Las cosas que espera se vuelven sublimes. La venganza del desarrollo económico no sólo sobrepuja el precio a que esta venganza fue comprada, sino que también pesa más que el agravio compuesto consumido por la naturaleza y por el prójimo. La Némesis clásica fue castigo por el temerario abuso de un privilegio. Némesis industrializada es la retribución por la concienzuda participación en la sociedad.

La guerra y el hambre, la peste y la muerte repentina, la tortura y la locura permanecen como acompañantes del hombre, pero ahora están moldeados dentro de una nueva figura (Gestalt) por el abovedamiento de Némesis. Mientras más grandioso es el progreso económico de cualquier comunidad, es cada vez mayor la parte jugada por la Némesis industrial en el dolor, la discriminación y la muerte sufridas por sus miembros.

Por lo tanto, parece que el estudio disciplinado de la característica fama de Némesis debería ser el tema clave para la investigación entre aquellos a quienes concierne el cuidado de la sanidad, de la curación y el de la consolación.

La Némesis industrial es el resultado de la política de desarrollo y de la decisión cuya hechura produce inevitablemente desgracias motivadas por una intuición que se contradice. Es el resultado de un estilo de administración que continúa siendo un crucigrama para los que lo proyectan. Por todo el tiempo en que estas desgracias sean descritas con el lenguaje de la ciencia y de la economía política, las mismas permanecerán como extrañas sorpresas. El lenguaje para el estudio de la Némesis industrial todavía debe ser fraguado; el mismo debe ser capaz de describir las contradicciones inherentes a los procesos del pensamiento de una sociedad que privilegia la verificación del funcionamiento por encima de la evidencia intuitiva.

167 / TÁNTALO

167 / TÁNTALO
La Némesis médica es sólo un aspecto de las más generales "desgracias contraintuitivas" características de una sociedad industrial. Es el monstruoso resultado de un muy específico sueño de sensatez especialmente "atormentadora", arrogancia desenfrenada (hybris). Tántalo fue un famoso rey a quien los dioses invitaron al Olimpo para compartir una de sus comidas. Tántalo se robó a Ambrosía, el divino brebaje que daba a los dioses vida imperecedera. Como castigo fue hecho inmortal en los infiernos (Hades) y condenado a sufrir inacabables hambre y sed. Cuando Tántalo se inclina hacia el río en donde se encuentra de pie, el agua retrocede y cuando trata de alcanzar la fruta que está sobre su cabeza, las ramas se mueven fuera de su alcance. Los Etólogos podrían decir que la Némesis higiénica lo ha programado para tener un comportamiento obligatoriamente contraintuitivo.

El anhelo por Ambrosía se ha extendido ahora al mortal común. El optimismo científico y político ha maquinado propagar la adicción. Para sostenerlo, el sacerdocio de Tántalo se ha organizado a sí mismo ofreciendo ilimitada mejoría médica de la salud humana. Los miembros de este gremio se hacen pasar como discípulos del curandero AskIepios, mientras que de hecho ellos pregonan a Ambrosía. La gente elige de ellos que la vida sea mejorada, prolongada, volverla compatible con las máquinas y capaz de sobrevivir a todos los grados de aceleración, distorsión y esfuerzo. Como resultado, la salud se ha vuelto escasa a tal grado que el hombre común hace que su salud dependa del consumo de Ambrosía.

172 / LA LUCHA CONTRA LA MUERTE

172 / LA LUCHA CONTRA LA MUERTE
El efecto fundamental de la Némesis médica es la expropiación de la muerte. En cada sociedad la imagen de la muerte es la anticipación culturalmente condicionada de una fecha insegura. Esta anticipación determina una serie de normas de comportamiento durante la vida y la estructura de ciertas instituciones.

Por dondequiera que la civilización médica moderna ha penetrado a una cultura médica tradicional, un nuevo ideal cultural de la muerte ha sido alimentado. El nuevo ideal se extiende por medio de la tecnología y el carácter profesional que a ella corresponde.

En las sociedades primitivas la muerte es siempre imaginada como la intervención de un actor: un enemigo, una bruja, un antepasado o un dios. La Edad Media Cristiana y la Islámica vio en cada muerte la mano de Dios. La muerte en Occidente no tiene cara sino hasta por el año 1420. El ideal occidental de la muerte que viene a todos por igual por causas naturales tiene un origen bastante reciente. Sólo durante el otoño de la edad media la muerte aparece como un esqueleto con poder en su propio derecho. Sólo durante el siglo XVI, como respuesta, los pueblos europeos desarrollaron "el arte y la habilidad para conocer tu voluntad de morir ("arte and crafte to knowe ye will to dye"). 

Durante los tres siglos siguientes, los labriegos y los nobles, los sacerdotes y las prostitutas se preparaban a lo largo de la vida a presidir su propia muerte. La muerte injusta, la muerte amarga se convirtió en el fin más bien que en la meta de la vida. La idea de que la muerte natural vendría sólo en la saludable ancianidad sólo hizo su aparición en el siglo XVIII como un fenómeno específico de clase de los burgueses. La demanda para que los doctores lucharan contra la muerte y conservaran saludables a las personas delicadas y enfermizas (valetudinarios) no tiene nada que hacer con su habilidad para proporcionar tal servicio: Aries ha demostrado que los costosos intentos paraprolongar la vida sólo aparecen al principio entre los banqueros cuyo poder se ha incrementado por los años que pasan ante un escritorio.

Nosotros no podemos comprender totalmente la organización social contemporánea a menos que veamos en ella a un exorcismo de muchas caras de todas las formas de muerte maligna. Nuestras mayores instituciones constituyen un programa gigantesco de defensa empeñado en defensa de la "humanidad" contra todas aquellas gentes que pueden estar asociadas con lo que comúnmente es concebido como la injusticia social del trafico con la muerte. No sólo las agencias médicas sino que también los programas para el bienestar, el alivio internacional y el desarrollo se encuentran enlistados en esta lucha. Las burocracias ideológicas de todos los colores se unen a la cruzada. Hasta la guerra ha sido usada para justificar la derrota de aquellos a quienes se considera culpables de la tolerancia desenfrenada de la enfermedad y de la muerte. Producir la "muerte natural" para todos los hombres está a punto de volverse una justificación fundamental para el control social. Bajo la influencia de rituales médicos la muerte contemporánea de nuevo es la exposición razonada para una caza de brujas.

174 SUMARIO

174 / SUMARIO
Creciente daño irreparable acompaña a la presente expansión industrial en todos los sectores. En medicina estos daños aparecen como iatrogénesis.

La iatrogénesis puede ser directa, cuando el dolor, la enfermedad y la muerte son el resultado de la atención médica; o también puede ser indirecta, cuando los sistemas para brindar sanidad refuerzan a una organización industrial que genera daño para la salud; puede ser estructural cuando el comportamiento promovido médicamente y la decepción restringen la autonomía vital del pueblo socavando su suficiencia para crecer, para estimar y para envejecer; o cuando nulifica el reto proviene de su dolor, incapacidad y angustia personal.

La mayoría de los remedios propuestos para reducir la iatrogénesis son intervenciones dirigidas. Los mismos están terapéuticamente diseñados en su acercamiento al individuo, el grupo, la institución o el medio ambiente. Los citados remedios generan padecimientos iatrogénicos de segundo orden creando un nuevo perjuicio contra la autonomía del ciudadano.

Los más profundos efectos iatrogénicos de la estructura técnico-médica son el, resultado de sus funciones sociales no técnicas. Las repugnantes consecuencias técnicas y no técnicas de la institucionalización de la medicina se juntan para generar una nueva clase de sufrimiento, anestesiada y solitaria supervivencia en una sala de hospital ancha como el mundo.

La Némesis médica no puede ser funcionalmente verificada. Mucho menos puede ser medida. La intensidad con la cual es experimentada depende de la independencia, vitalidad y emparentamiento de cada individuo. Como un concepto teórico es un componente en una amplia teoría para explicar las anomalías que plagan en nuestros días los sistemas para el cuidado de la salud. Es un aspecto distinto de un fenómeno aun más general al que le he llamado Némesis Industrial, el retroceso de la arrogancia industrial desenfrenada (hybris) estructurada institucionalmente. Esta hybris consiste del descuido por los linderos dentro de los cuales el fenómeno humano permanece viable. La investigación actual está abrumadoramente orientada hacia la apertura de pasos inasequibles. Lo que yo he llamado investigación frustrada es el análisis disciplinado a niveles en los cuales tales reverberaciones deben inevitablemente dañar al hombre.

La percepción de una Némesis envolvente nos lleva a una preferencia social. Ya sea que los linderos naturales del comportamiento humano sean estimados, reconocidos y traducidos dentro de límites determinados políticamente, o bien la alternativa para la extinción es supervivencia obligatoria en un Infierno planeado y dirigido.

En varias naciones el público está listo para efectuar una revisión de sus sistemas para el cuidado de la salud. Las frustraciones que han llegado a ser manifiestas en los sistemas de las empresas privadas así como las de los sistemas socializados, han venido a parecerse las unas a las otras inusitadamente. Las diferencias entre los disgustos de los rusos, franceses, americanos e ingleses se han vuelto triviales. Hay un serio peligro de que esas evaluaciones sean efectuadas dentro de las coordenadas fijadas por las ilusiones postcartesianas. En los paises ricos y pobres la demanda para la reforma de los sistemas para el cuidado nacional de la salud está dominada por las demandas para un acceso equitativo a las mercaderías del gremio, la expansión profesional y la subprofesionalización, así como para lograr mayor verdad en los anuncios del progreso y control del reclamo del templo de Tántalo. La discusión pública de la crisis de la salud fácilmente pudo ser usada para canalizar aún más poder, prestigio y dinero para ingenieros y diseñadores biomédicos.

Hay todavía tiempo en los pocos años siguientes para evitar un debate que reforzaría al frustrante sistema. La próxima discusión puede ser orientada haciendo de la Némesis Higiénica el evento central. La explicación de Némesis requiere la simultánea imposición de contribuciones sobre el lado técnico y el no técnico de la medicina; y en ella deberán enfocarse tanto a la industria como a la religión. La denuncia de la medicina como una forma de hybris institucional arriesga precisamente aquellas ilusiones personales que hacen al crítico dependiente sobre el cuidado de la salud.

La percepción y comprensión de Némesis tiene por lo tanto el poder de guiarnos a planes de acción que puedan romper el círculo mágico de quejas que ahora refuerzan la dependencia del demandante sobre las agencias de dirección y planeación sanitaria a las cuales él demanda. El reconocimiento de Némesis puede proveer la purga para prepararse para una revolución no violenta en nuestras actitudes hacia lo perverso y el dolor. La alternativa para una guerra contra estos males es la búsqueda por la paz de los fuertes.

La salud señala un proceso de adaptación. Ello no es el resultado del instinto sino de una reacción autónoma y viva a una experimentada realidad. Él señala la habilidad para adaptarse al cambio del medio ambiente, al crecimiento y al envejecimiento, a sanar cuando se está dañado, al sufrimiento y a la espera tranquila de la muerte. La salud abraza asimismo al futuro y por lo tanto incluye a la angustia y el recurso interior para vivir con ella.

La fragilidad, individualidad y emparentamiento vividos conscientemente por el hombre hacen las experiencias del dolor, de la enfermedad y de la muerte una parte integral de su vida. La habilidad para hacer frente a este trío en autonomía, es fundamental para su salud. Al grado en que él llegue a ser dependiente en la administración de su intimidad él renuncia a su autonomía y su salud debe declinar. El verdadero milagro de la medicina moderna es diabólico. Consiste no sólo en hacer que individuos sino poblaciones enteras sobrevivan en inhumanos bajos niveles de salud personal. Que la salud debería declinar con el aumento en la distribución de los servicios sanitarios es inesperado únicamente para el gerente de la sanidad, precisamente porque sus estrategias son el resultado de su ceguera hacia la inalienabilidad de la salud.

El nivel de la salud pública corresponde al grado en que los medios y responsabilidad para hacer frente a la enfermedad son distribuidos entre el total de la población. Esta habilidad para hacer frente a las enfermedades puede ser acrecentada pero nunca reemplazada por la intervención médica en las vidas de la gente o en las características higiénicas del medio ambiente. Esa sociedad que pueda reducir la intervención profesional al mínimo, proveerá las mejores condiciones para la salud. Mientras mas grande sea el potencial para la adaptación autónoma a uno mismo y a otros, así como al medio ambiente, menos administración para la adaptación se necesitará o tolerará.

El recobro de una sana actitud hacia la enfermedad no es ni Luddita, ni Romántica, ni Utópica: es un ideal que servirá de guía y que si bien nunca podrá ser totalmente alcanzado, sí podrá lograrse en parte utilizando modernos inventos como nunca antes en la historia; el mismo ideal deberá orientar a la política para evitar que se inmiscuya Némesis.